domingo, 30 de diciembre de 2012

Rudolf Steiner


    Una inesperada visita al Corte inglés no podía terminar sin pasar por la sección de libros. Dejando detrás las lejas de libros de auto ayuda y literatura general me di cuenta de que tenían una selección buena en novela histórica y justo al lado me encontré este libro tan curioso. La portada desde luego es poco llamativa: es un retrato de Rudolf Steiner con gesto serio. Pero cuando leí que había tenido relación con la teosofía la cosa cambió. No es que tenga un especial interés por ese tipo de agrupaciones pero cuando en una ocasión escuché que las pinturas de Kadinski y Mondrian fueron profundamente influenciadas por estos movimientos espiritualistas me volví más receptivo. Saber que detrás de aquellos cuadros tan llamativos de Kadinski había un movimiento espiritualista era algo que me sorprendió en su momento. Sobre todo porque cuando yo miré uno de esos cuadros jamás pensé que hubiera algo parecido detrás. Esa receptividad hizo que al final comprara el libro para intentar comprender un poco esos movimientos.

  Este libro antes que nada es una biografía. Una buena biografía acerca de este personaje tan controvertido. Muchos no lo conocen y entre los que lo conocen lo tienen como un mero charlatán que creó una nueva secta con seguidores. Gary Lachman no quiere posicionarse de parte de estos últimos porque él va a intentar hacer un relato de su vida que no muestra a un hombre crédulo o estafador. Su interés en Steiner radica en que, si bien muchos han hablado de temas espirituales en aquella época del siglo XX (Blavatsky, por ejemplo), él fue el único que quiso asentar sus ideas en un sistema de pensamiento. En efecto desde pequeño Steiner entró en contacto con una serie de ideas que él no compartía.. Para refutarlas necesitaba estudiarlas y dar una base a su pensamiento. Fue así como se fue orientando al estudio de las ciencias. Él entendía que progresivamente se había ido llegando a un materialismo que había hecho creer que el sujeto era simplemente consecuencia de fenómenos físicos. Algunos habían cuestionado incluso que hubiera algo que pudiéramos llamar "yo". Hume empezó esta corriente cuando decía que lo único que él tenía eran ideas y recuerdos de cosas que le habían sucedido en su vida, pero de ningún modo algo que pudiera llamarse "yo".

"Dicha postura (el psicologismo y el materialismo) argumentaba que nuestros pensamientos (y toda nuestra actividad mental) eran de hecho el resultado de la química del cerebro. Es decir, si yo experimento una cierta emoción al escuchar un cuarteto de cuerda de Beethoven, esto es sencillamente que ciertos componentes químicos de mi cerebro han producido ese resultado, no tiene nada que ver con el hecho de que yo pueda ser capaz de captar un valor superior inherente en esa música. Otro tanto sucede cuando contemplo un triángulo o resuelvo una ecuación matemática (2+2=4 porque nuestro cerebro está configurado para verlo de tal manera, no porque realmente lo sea)"

    Steiner, testigo de las consecuencias que eso llevaba, pretendía decirles que no llevaban razón. Para ello se lanzó a un estudio profundo de la historia del  pensamiento. Mientras sus compañeros estudiaban en clases aburridas, él se dedicaba a leer y a intentar comprender la "Crítica a la razón pura" y mantenía contacto con diversos personajes en los cafés de Viena. Y fue en su juventud cuando descubrió el que sería una de sus grandes influencias: Goethe. Se dedicaría con tanto empeño en profundizar en su pensamiento que al final se convirtió en el editor de los escritos científicos del gran literato alemán. Pero esto ocurrió en sus primeros momentos. Con lo que verdaderamente se le llegó a conocer en toda Europa fue por su faceta conferenciante: su vasta cultura y sus dotes como orador, unido a su carisma, hacían que cuando se disponía a hacer conferencias estas siempre estuvieran llenas. Al mismo tiempo que se ganaba un nombre y una reputación como conferenciante trabó conocimiento con los teósofos. La teosofía era un movimiento espiritualista que veía en todos los profetas la manifestación de lo mismo: la búsqueda espiritual de la misma religión. La filiación con ellos se debe a que por aquel entonces era el único público que recibía con agrado sus ideas sobre el sujeto. Pero sus distancias y su propio pensamiento hizo que poco a poco se fuera separando de esto, hasta el punto de que hubo una separación violenta. Steiner fundó su propia institución. Todos esos sucesos nos lo va relatando Gary Lachman sin descuidar el progreso ideológico de Steiner. Quizá la parte que más interesante de ese cambio de ideas que nos relata fue aquella en la que va examinando la similitud de sus ideas con las de Goethe.

   En conjunto es un libro escrito con ritmo y que no aburrirá a aquellos que les interesen aprender más de aquellas cosas que no son bien recibidas en círculos académicos. La editorial Atalanta ha tenido un auténtico acierto publicando este libro. Se nota que es una editorial comprometida con un público no tan amplio como el de las otras editoriales. Seguiré de cerca su catálogo a partir de ahora.




viernes, 14 de diciembre de 2012

La paradoja del primitivo


    Félix de Azúa es un autor que había escuchado en alguna ocasión e incluso una vez empecé a leer su "Diccionario de las artes"... Libro que no terminé a pesar de que en muchas ocasiones te reías con su sentido del humor. Algo me decía que no estaba preparado: me encontraba en muchos lugares del libro donde se notaba que había una broma, pero no era capaz de pillarlas en ocasiones. Así que al final decidí dejarlo en mi estantería y no cogerlo hasta que pasaran años. Su nombre se fue haciendo cada vez más lejano y en rara ocasión me venía a la mente. Eso cambió hace poco, cuando encontré este libro suyo en una estantería cubierta de polvo de una biblioteca. Lo abrí por curiosidad y empecé a leerlo. Rápidamente me di cuenta de que el tono era muy distinto al del otro libro que he mencionado. Era normal porque era su tesis y trataba sobre Diderot. Me hizo falta poco tiempo para darme cuenta de que podía ser un libro del que aprender y... ciertamente no me equivoqué. El autor ayuda a eso ya que en la misma introducción viene decirnos: "os voy a decir de qué hablo y si no os interesa lo que hay aquí no paséis ni una página más". Leyendo esa parte ya supe que había que leerlo porque su interpretación de Diderot era muy interesante: el gran enciclopedista siempre se manejaba entre dos terrenos contradictorios sobre los que tendía puentes para crear una contradicción que nos revelaba a un Diderot moderno y al mismo tiempo clásico. Esa actitud la manejaba incluso en su propia vida: crítico de la nobleza y sus privilegios pero patrocinado por Catalina de Rusia.

   ¿Por qué tiene como título "La paradoja del primitivo"? La paradoja nos remite a esa contradicción de Diderot... pero y ¿lo del primitivo? ¿a qué nos remite? Uno cuando lee la palabra salvaje piensa instintivamente en Rousseau o en aquellos cuadros de Gauguin que retrataban primitivos tranquilos y alejados de los países industrializados... Pero no a Diderot (por lo menos a aquellos que no estamos familiarizados con su pensamiento). El libro nos va desgranando diversos aspectos del pensador ilustrado hasta llegar a uno que responde a la pregunta anterior: lo primitivo nos indica un nuevo tipo de artista y nuevo tipo de arte. Decir "nuevo" quizá no sea adecuado: siempre ha habido artistas "primitivo". Lo que Diderot hace, según Azúa, es explicar aquello que el artista nos ofrece. Saber si la obra que nos presenta es buena o mala es algo que podemos conocer observando qué criterios ha manejado el artista para mostrarnos o "traducirnos" (como dice Azúa) la naturaleza. La labor del pintor es esta y no otra: acercarnos a la naturaleza. Lo que quiere decir con esto y cómo debe hacerse es algo que se nos explica muy bien en el libro. Diderot era un materialista, es decir, no creía que hubiese un Dios que todo lo ha dispuesto. Tampoco creía que hubiera algo distinto de él que ejerciera esa función. La figura del Creador pierde por completo el sentido. Lo que verdaderamente es el fundamento de todo lo que ocurre en la realidad no es sino la materia. Ella misma puede pasar de la materia inerte a la materia viva sin necesidad de "algo" que opere ese cambio. Lo que le va a preocupar a Diderot es cómo llevar eso al campo de lo artístico, es decir, cómo se produce eso que llamamos "genio artístico" y cómo puede hacer obras excelsas.

    Partimos de la materia (como buen materialista) al decir que la fisiología determina el carácter y las obras. Esto se produce en un continuo contacto con el mundo. El conjunto de percepciones que tenemos del mundo nos van dando una idea de la "naturaleza". Cuando la materia se dispone de tal modo en un individuo que hace que este se convierta en un genio artístico (fisiológicamente) y las experiencias que ha tenido las va ordenando, entonces es cuando este puede hacer obras excelsas, "naturales", "primitivas". La característica de este artista es que no sigue normas o reglas (como tanto se había defendido en Francia), él las crea. No acata una autoridad que no sea él mismo ni acepta las convenciones en que le vienen dadas las "normas" del arte.
"Las costumbres nos tienen cautivos ¿surge un hombre con una chispa de genio?¿Produce alguna obra? Al principio impresiona y divide a los ingenios; poco a poco los hace coincidir coincidir; los modelos se multiplican, se acumulan las observaciones, se establecen las reglas."

   El genio es el que rompe el transcurso tranquilo de las costumbres y de las normas del arte, imponiendo el suyo propio hasta que otro genio con mano tiránico derrumbe el de aquel. Así es como se asegura una constante renovación en la que cada cual con su impresiones de la naturaleza renueva el ciclo creativo del arte. Este artista es el primitivo: el indisciplinado, el que no acata lo impuesto.  
"Cuanto más civilizado y educado es un pueblo, menos poéticas son sus costumbres; se debilita al suavizarse. ¿Cuándo preparará la naturaleza modelos para el arte? Cuando los hijos se arrancan los cabellos junto al lecho de un padre moribundo; o los dioses, sedientos de sangre humana, solo se aplacan con sus derramamientos; o las vacantes, blandiendo el tirso, se pierden en los bosques e inspiran pavor al profano.

No digo que estas costumbres sean buenas, sino que son poéticas.

¿Qué necesita el poeta? ¿Una naturaleza en bruto o cultivada, apacible o tumultuosa? ¿Ha de preferir la belleza de un día nítido al horror de una noche lóbrega?

La poesía requiere algo grandioso, bárbaro y salvaje.

Cuando el furor de la guerra civil o del fanatismo arma a los hombres con puñales y la sangre corre a raudales sobre la tierra, entonces el laurel de Apolo se conmueve y reverdece.”


  Hay abismos en todo lo que he dicho y rellenarlos necesitará que el interesado lea el libro de Azúa, que desde aquí recomiendo. Lo que expone no es solo atractivo sino que además lo intercala con citas de Diderot (como las que he puesto), embelleciendo el libro. Desde luego sirve para ver con mayor amplitud el pensamiento de Diderot y las deudas intelectuales que tenía con otros pensadores, mostrándonos a un Diderot abierto y polifacético, además de al gran crítico de arte de la emperatriz Catalina. Es una pena que este libro esté agotado. Las editoriales deberían rescatarlo para ofrecerlo al público interesado.
    






viernes, 7 de diciembre de 2012

Welcome to NHK

  Me pongo de nuevo frente al teclado para hablaros de una serie que he visto hace poco... Aunque la verdad es que parece que no es necesario escribir sobre una serie de la cual se ha hablado mucho. En muchos blogs circulan reseñas de esta serie en la que cada cual ha ido poniendo sus opiniones y, la verdad, es que me he encontrado muy pocas que fueran negativas. Esto siempre es un buen índice al que atender aunque no siempre. Se pueden escuchar maravillas sobre cosas como Los caballeros del Zodíaco y otros. Pero ese tipo de series son para una edad muy concreta y un público masivo. Hay otro tipo de series más selectivas que se dirigen a un público con unos gustos más definidos. Sí, en Welcome to NHK han tenido claro que no se iba a hablar de grandes batallas y peligros que se ciernen sobre el planeta; no iban a aparecer grandes máquinas que luchan contra monstruos; ni virus ni zombis... No, esta serie tiene unas pretensiones más modestas y no pretende imaginar desastres o cataclismos que amenazan con destruirlo todo. Prefiere contarnos la vida de personas, de individuos de nuestras sociedades. Aquí en concreto se intenta retratar un fenómeno social que está ocurriendo en Japón. ¿Cuál es ese fenómeno? El de aquellos que llaman hikikomori.

   Nuestras sociedades modernas tan multiculturales y agitadas no dan respiro a las personas que las integran. Y cuando los individuos pretende ingresar en esa compleja sociedad a veces se encuentran con el fracaso y con la sensación de que no "encajan" en tal sociedad. El fracaso puede ser tan estrepitoso que hay algunos que deciden no volver a repetirlo. ¿Pero cómo no hacerlo? ¿No es necesario a veces errar para mejorar? Sin embargo unos se obstinan en no volver a fracasar y para ello se encierran en sus casas. Una solución extrema, ¿no creen? Pues bien este tipo de gente entra en sus dormitorios y casas y no salen en largas temporadas. Durante años pueden estar en sus dormitorios esquivando cualquier roce con la sociedad. Mantener conversaciones con la gente o afrontar situaciones cotidianas les resulta imposible. Tanto es así que al final acaban dependiendo completamente de sus familias. Sin salir, sin relaciones, evitando cualquier situación... ¿Qué hacen para no morir de aburrimiento? Normalmente utilizan mucho las nuevas tecnologías y son gamers consumados. El que lea esto puede pensar: "¿Por qué se está poniendo tan pesado con esto?" Pues incido en esto porque como dije esta serie se iba a centrar en personas de nuestra sociedad y da la casualidad que el personaje que escogieron para el papel principal es un hikikomori. Es curiosos, ¿no? Este no es un héroe, no es un personaje corriente, no es alguien con habilidades especiales ni nada de eso. Es lo que consideran un paria en Japón. Desde aquí mismo ya tiene un punto de originalidad: han elegido a un personaje, Tatsuiro Satou, que por su situación es innovador.

   En la vida de este hikikomori se van a dar una serie de encuentros afortunados que le harán reflexionar acerca de su vida y su postura frente a ella. El primero de esos encuentros será con una chica llamada Misa. Esta se fijará en él después de acompañar a su tía al piso de Satou. Cuando su tía presiona ligeramente a Satou, este le dice que es un hikikomori y que le deje en paz, después de lo cual cierra la puerta ruidosamente. La chica, sin embargo, no se olvidará de este momento y tomará la resolución de ayudar a Satou. Las motivaciones que le llevan a querer ayudarlo son más complicadas de las que en un primer momento puedan parecer y están relacionadas con un pasado violento y doloroso. Pero no será este el único encuentro de Satou: dentro de poco se reencontrará con dos personas de su pasado: Yamazaki y una antigua compañera del colegio. Sin embargo será Misa y Yamazaki quienes más importancia tendrán para Satou y los que van a intentar "reinsertarlo" en la sociedad japonesa. No obstante no va a ser una tarea fácil. El camino a la recuperación está lleno de recaídas y fracasos.  El humor servirá para escenificar esto. Las situaciones que se van a ir dando entre estos personajes en muchas ocasiones son muy divertidas, aunque esas situaciones graciosas casi siempre tienen un humor "agriado". ¿Qué quiero decir con agriado? Pues que siempre hay algo de incomodidad en esas ocasiones:  la serie nos muestra situaciones escalofriantes "arropadas" de humor. Por ejemplo cuando Satou sufre algún fracaso cree que este se debe a una conspiración mundial (NHK) tramada para crear hikikomoris. En estos momentos empieza a hilvanar historias imaginativas de cómo ha podido ocurrir el fracaso. Creo que son tan imaginativas que ni los escritores del s. XIX que fumaban opio se las hubieran podido imaginar.

   En esas recaídas siempre tendrá el apoyo de Yamazaki: un personaje entusiasta y alegre que nunca se rinde. Yamazaki iba a la misma escuela que Satou aunque entonces parece que no tuvieron una relación estrecha. Ahora, por el contrario, tendrán una gran amistad, compartiendo victorias y derrotas por igual. Yamazaki que es un gran admirador de los juegos, que pretende crear una compañía de videojuegos,y le propone a Satou hacer uno juntos. Durante este hilo argumental se producirá el desenvolvimiento de los personajes que nos situará en un viaje de 24 capítulos durante el cual vamos a observar el crecimiento de los personajes.Sí. Esta serie es esencialmente una serie de crecimiento de sus personajes en la que nos vamos a enterar de su pasado y de cómo este les persigue hasta el punto de arruinar sus objetivos. Para todos ellos el pasado es una presencia constante: para Yamazaki su situación familiar, para Satou su fracaso universitario y para Misa... tendré que dejarlo en puntos suspensivos para no arruinar nada. Lo que sí me gustaría dejar claro es que los personajes tienen personalidad propia y que no se han creado mediante un "molde".

   ¿Esta bien contada la historia?¿Es adictiva?¿Tiene capítulos chicle? No puedo inclinarme fácilmente a un sí o un no absoluto. Evidentemente la calidad media de los capítulos es bastante buena (en caso contrario no estaría escribiendo), pero hay ocasiones en las los que algunos capítulos (muy pocos) no están bien empleados o sirven para no centrarse en lo que de verdad importa. De estos solo hay unos 6 y aun siendo lo más flojo de la serie están entretenidos. Lo peor sin duda es el final precipitado de la serie que nos deja sin saber muy bien cómo continuarán las cosas. A pesar de sus pequeños defectos me merece una buena opinión porque no solo es innovadora, sino que además nos cuenta muy bien una historia escalofriante.

Mi nota: 8