martes, 27 de noviembre de 2012

Mushishi



   He escuchado maravillas acerca del anime del que voy a hablar. Por su precisión en los dibujos, sus historias y su personaje principal esta serie se ha hecho un hueco en el panorama del anime (y del manga) y es conocido por muchos aficionados como un a serie original y de buena calidad para personas hartas de clichés. Peleas, relaciones amorosas complicadas, vida estudiantil... son los temas habituales en la mayoría de los animes. Todo aficionada a la animación acaba cansándose de estos temas habituales y acaba deseando algo que aporte originalidad, un soplo de novedad, de algo que ya no haya visto o que no se mencionada en otra serie. Esas personas están de suerte con esta serie: no trata ningún tema convencional y su personaje no es "calcado" a otros. ¿A qué se debe esta originalidad? Pues, principalmente, a qué ya de partida no entra dentro de género alguno. Tampoco intenta desarrollar un historia lineal y concluyente. De hecho cada capítulo es autoconclusivo. Pero ¿de qué trata?

   La palabra Mushishi viene de unas criaturas que se llaman mushi. Los mushi son pequeñas criaturas con poderes naturales y apenas percibidas por la mayoría de los humanos. La mayoría de estos mushi al interactuar con humanos generan problemas. Alguien debe encargarse de solucionar esos problemas y aquí es donde aparecen los mushishi: personas que se dedican a viajar de un lado hacia otro velando porque en cada lugar haya una relación armoniosa entre los mushi y los humanos. Su objetivo no es eliminar mushi... con poner en equilibrio a humanos y mushi es suficiente (aunque a veces es necesario eliminarlos). La cuestión es que al ser parte de la naturaleza ninguna de ellas debe prevalecer sobre la otra. Lo normal es que no interactúen porque, como se dice en la serie, los mushi están mucho más ligados a la naturaleza que los humanos. Si la naturaleza fuera un cuerpo humano, los humanos estarían en la punta de los dedos, mientras que los mushi en el centro (el ejemplo es de la serie).


  Aquí es donde aparece el personaje principal, Ginco, un mushishi. A él le acompañaremos en sus viaje por todos los lugares y viendo a todo tipo de gente que se ve afectada por estos extraños seres. El punto más flojo de la serie creo que está aquí: acabamos sabiendo de Ginco lo mismo que al principio. No hay ningún esfuerzo en presentarnos al personaje. Solo conocemos al viajero que soluciona problemas... no a la persona ni sus motivaciones. Esto quizá se deba a la estructura de la serie. Normalmente se nos presenta el personaje y una situación y se va desarrollando hasta el punto final. Aquí no ocurre eso. Como todos los capítulos son autoconclusivos, todos ellos repiten la misma estructura: Ginco llega a una tierra donde un mushi genera problemas y soluciona el problema (de forma afortunada o desafortunada). Esto, bajo mi punto de vista, hace que la serie, que podría ser excelente, sea simplemente muy buena. Si la imaginación que se ha desplegado con los mushi y las historia se hubiera empleado también en hacer que los capítulos estuvieran relacionados, el resultado de serie sería formidable. 

    Aun así hay algunas historias que son memorables. Voy a contar algo de alguna de ellas. Una mujer de extraño pelo verde vive junto a un pantano. Cuando Ginco se encuentra con ella le resulta muy interesante ¿Por qué vive en un pantano? La razón es que todos los pantanos tienen vida propia y, cuando llega su hora, se acercan hacia el mar. La mujer acompaña a este pantano hasta el lugar donde morirá. Lo hace porque estando en el pantano se siente completa o "unida" a la naturaleza. Otra historia que me encantó fue la de un niño que, al pintar sobre el papel, dota de vida a lo pintado. Esta  historia, al igual que el resto, son de una gran belleza y nos presentan un mundo fantástico en el que el mundo está "animado", tiene vida , casi parece una especie de panteísmo. En este mundo vivir armoniosamente con la naturaleza es una necesidad, porque tanto los mushi como los humanos pertenecen a ella. Y el fruto de esa armonía puede ser feliz. Esa quizá sea la razón por la que en una de las historias, cuando a una mujer le quitan el mushi esta vuelve a contraerlo porque ella se sentía incompleta sin él. Las historias son bellas y únicas pero el dibujo no se queda atrás. Mejor que hablar de él pongo unas cuanta imágenes:






    Resumiendo diré tan solo que para mi esta serie es para verla muy lentamente. De hecho yo todavía no la terminé. En parte porque, como dije, no nos presenta una historia en la que el personaje sea desarrollado. Esto hace que pierda aliciente y sea predecible: ya sabes que en el capítulo siguiente Ginco hará lo mismo que en los últimos 10 caps. Sin embargo el resultado es notable.

Mi nota: 7

sábado, 24 de noviembre de 2012

El zen y los pájaros del deseo


   La primero vez que oí el nombre de Thomas Merton fue gracias a un compañero que estaba leyendo uno de sus libros. El libro era La montaña de los siete círculos y él me empezó a contar quién era Merton. Era un monje trapense que durante su vida se había dedicado al estudio de la cultura oriental. Su idea era entablar un diálogo productivo entre cristianos y orientales para llegar a puntos de encuentro y de acuerdo. Él mismo fue partícipe en ese diálogo entre culturas que pretendía promover, y durante muchos años se dedicó al estudio de oriente. Fruto de ese estudio escribió multitud de libros en los que intentaba acercar al lector occidental el mundo espiritual del oriental de a pie. Por casualidad me encontré con este libro suyo y, recordando lo que me comentó aquel amigo, pensé que debía ser interesante. Así que comencé a leerlo y me di cuenta de que no era un libro enteramente escrito por Merton. De hecho él no escribe demasiado porque es una recopilación de fragmentos de obras que él consideraba útil presentar al gran público. Algunos de los artículos sirven de presentación del zen; otros para hablarnos de algún estudioso o de algún maestro zen.

   ¿Qué es el zen? Esa es la pregunta que creo que cualquier lector ocasional (como yo) puede hacerse. A algunos les sonará la palabra por esos ambientadores que venden en los mercados (que más que para "ambientar"sirven para asfixiar); otros tendrán un concepto confuso en la mente, sin distinguir claramente lo que significa: ¿es una religión, una orden monástica, una escuela de pensamiento?¿Qué es? Yo no puedo responder a esa difícil pregunta así que, para intentar no decir algo equivocado me apoyaré en algunos fragmentos del libro. De hecho parece que incluso en alguna parte del libro se encuentran con dificultades para decir qué es el zen e intenta llegar a una definición sin hacer cincunloquios. Esto se debe a que el zen:

   "No se trata de ninguna de una explicación orgánica de la vida, no es un camino ascético de perfección, no es misticismo, tal como es entendido en occidente, y de hecho no se amolda a ninguna categoría conveniente, entre las que nosotros poseemos. Es por esto que todos nuestros intentos de etiquetarlo o despacharlo con rótulos como "panteísmo", "quietismo", "iluminismo", "pelagianismo"..."
   Parece que es un problema de traducción más que de fondo... Pero no es así. Una de las mayores dificultades es que el zen da una vuelta de tuerca a nuestra mentalidad occidental. Cuando se produce un hecho (cualquiera) enseguida intentamos buscar las causas, las razones de por qué ha ocurrido. Esto nos lleva entrar en el campo de la explicación, de la teoría y, al centrarnos tanto en esas razones que han hecho posible el hecho, nos alejamos del hecho. Si se hace esto nos alejamos de lo que ha ocurrido y no lo llegamos a comprender completamente. Por decirlo de una forma distinta: nos centramos en cuestiones lógicas y lingüística que se alejan de lo que ocurre. El zen parece que pretende alejarse de esa forma de pensar (y de cualquier otra) para intentar aprehender la verdad. Esta es la razón de sea tan difícil definir en nuestras lenguas. No obstante una vez admitida la incapacidad de que una palabra pueda definirla completamente se puede intentar de alguna forma. Uno de los fragmentos escritos de Suzuki se atreve a intentar decirnos qué es el zen:

"El zen aspira siempre a la aprehensión del hecho central de la vida, que no puede tumbarse sobre la mesa de disección de nuestro intelecto. Para asir este hecho central de la vida, el zen se ve obligado a presentar una serie de negaciones. La mera negación, no es el espíritu del zen. Cuando se aprehende en toda su pureza el espíritu del zen, salta a la vista que ese acto (en este caso un manotazo) es una cosa muy real. Pues no hay en él negación, ni afirmación, sino un hecho simple, una pura experiencia, la mismísima fundación de nuestro ser y nuestro pensar. Toda la quietud y vacuidad que podríamos desear en el seno de la más activa de las meditaciones se encuentra dentro suyo. No os dejéis llevar por nada exterior o convencional. La forma de coger el zen es con las manos desnudas: sin guantes."
   Suzuki también nos señala con la misma intención que el "zen nada enseña; tan solo nos permite despertar y estar enterados. No inculca: señala". Si no equivoco cuando dice sin guantes creo que se refiere a eso que antes había dicho que era un costumbre occidental: la constante preocupación por un lenguaje conceptualizado que de cuenta de las causas que provocan algo, pero no de lo acontecido. Por eso dice que "no inculca: señala". Dejaré este punto. No creo que pueda explicar este punto central mejor que el libro. Será mejor recomendar el libro a aquel que esté interesado en el tema ya que el libro nos presenta una explicación más clara y algunos temas más (como el de la posible relación entre el misticismo cristiano, especialmente el de el maestro Erckardt, con el zen). Exceptuando algunas partes del libro en general resulta fácil de seguir sus ideas. Su estilo claro y conciso ayuda a esto y lo hace ameno.  Aunque no es de Merton  la mayoría de lo escrito, me ha resultado estimulante su selección de textos... No será la última ocasión en que Merton aparezca en este blog.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La corona de hierba

Por fin puedo decir que he terminado este magnífico libro. Me ha llevado casi un mes leerlo. En parte por el tamaño del libro y en parte por mi incapacidad de centrarme en un solo libro . Tengo que reconocerlo: me puede el vicio de llevar varios libros empezados. En cualquier caso me ha resultado muy grata esta lectura. Hay libros de los que decimos que son cortos y nos gustan; hay otros que a pesar de su extensión "se nos hacen cortos". La corona de hierva me ha parecido de estos últimos. Tiene una extensión considerable con sus más de 800 páginas esta novela histórica. Cuando alguien haya leído "novela histórica" y sea un lector asiduo de novela histórica se preguntará de forma automática: "¿es fiel a los hechos? No soy el más indicado para responder a esa pregunta. Pero hasta donde yo se (que es poco) esta novela se ciñe a lo que sucedió por aquel período de decadencia de la república romana. De todas formas aunque no fuera completamente fiel a los hechos no me importaría. Sinceramente, me incomoda ligeramente cuando un historiador dice indignado acerca de una película o de un libro de ambientación histórica "no es fiel. Es especulación". Parece que estas obras se estén metiendo en el terreno del historiador y este tenga el deber de erigirse en juez para lanzar una sentencia severa. Algo parecido creo que pasó con Yo, Claudio cuando alguno dijeron que no era más que una actualización de la obra de Suetonio. Para ser breve solo diré que no soy de los que exige una fidelidad completa. Creo que hay que dar alas a la imaginación, pero si además de dárselas, el escritor es capaz de contarnos las cosas tal cual fueron con un buen estilo, mejor todavía.



   En el caso de este libro como he dicho creo que no hay que preocuparse de su exactitud. Se nota que hay un trabajo de investigación detrás del libro. Este libro parece tan exacto como el primero (y como seguramente serán el resto de libros de la saga). En efecto, la saga de McCullough es una serie muy instructiva que sirve para hacernos aprender, a la vez que nos divierte, emociona y entristece. Ya el primer tomo era muy bueno, pero creo que en este se McCullough se ha superado. Los personajes nuevos y viejos nos siguen sirviendo como hilo conductor para ver los cambios que van llegando a la gran urbe de Roma. En el primer libro encontrábamos a un empobrecido Sila que buscaba desesperadamente una solución para intentar llegar acceder al senado y consolidarse como senador. Su encuentro con Cayo Mario, un gran militar de aquella época, le da acceso a un puesto en el ejército. De hecho, durante los próximas años estará junto a él, combate tras combate. Primero contra Yugurta, rey de Numidia; más tarde contra los germanos que pretendieron conquistar Italia y Roma. Hasta ahora solo hemos visto la cara pública de este aristócrata. Sin embargo, esconde un rostro oscuro que se muestra en una sexualidad ambigua y una personalidad imponente y autoritaria. En este segundo libro sigue mostrando ese aspecto de hombre que no duda en escoger los métodos más cuestionables para alcanzar lo que quiere. Sin duda ha llegado su momento: la guerra contra los antiguos aliados italianos le va a reportar el prestigio y los aliados suficientes para obtener el consulado. Es aquí, siendo ya cónsul, cuando los recelos que tenía contra su antiguo amigo, Cayo Mario, se convierten en un auténtico conflicto. ¿Cómo es posible que antiguos amigos y familiares se confronten en una guerra civil? Gran parte de la respuesta se haya en los cambios que experimenta Mario durante la novela.


  Una vez a Mario se le dijo que seria cónsul siete veces. Seis veces lo ha sido, pero la duda le reconcome: ¿cuándo volverá a ser cónsul? El vaticinio todavía no se ha cumplido y no ve la oportunidad de que se cumpla: Roma y el Mediterráneo es un remanso de paz. Gracias a sus victorias hace unos años Numidia vuelve a ser un estado satélite que no da problemas y ya no hay ninguna situación que pueda poner en riesgo a Roma para que esta le designe el control de sus ejércitos. Comienza entonces a cambiar su personalidad y el hombre honesto y bonachón pasa a ser un taimado intrigante que pretende llegar al poder sin importar los medios. Esto unido a los ataques de su enfermedad le provoca cierta senilidad, aunque esta no le impedirá ansiar liderar una guerra. Mediante el Senado no puede conseguir un nuevo consulado. Necesita por tanto una guerra que le atraiga fama e influencia. Cuando se produce la guerra contra los itálicos ve su oportunidad, pero un suceso imprevisto le hará tener que dejar la vida militar durante un tiempo. Más tarde verá otra oportunidad en oriente y a fin de obtener el mando disputará el poder a Sila, produciéndose un escenario escabroso. Con sobornos pretende controlar la asamblea de la plebe para darle un golpe al senado y obtener el imperium (poder, legitimidad) para llevar la guerra contra el ponto.



 Mientras se desarrollan los sucesos de esta guerra civil entre Roma y los italianos un joven rey oriental ansía poner poner en jaque a Roma. Ese rey es Mitrídates del Ponto, joven ambicioso y fuerte que desaprueba la constante intervención de Roma en los asuntos de oriente. Los reinos de oriente se han convertido casi en estados satélite de Roma y esta maneja sus intereses en la región. Su poder es tal que, décadas antes de los hechos que cuenta el libro, cuando el rey del imperio seléucida estaba conquistando Egipto Roma le envía un emisario. Popilio Laenas era el nombre del emisario y cuando este se encontró con el monarca le dijo que debía dejar sus conquistas y volver a su país. Cuando el rey se negó el senador trazó un círculo entorno al monarca y le dijo algo parecido a: "cuando salgáis de este círculo podréis hacer dos cosas: conquistar Egipto y asumir las consecuencias cuando volvamos o volver a vuestro país y reinar tranquilamente en vuestro reino". Cuando el rey salió del círculo se dirigió a donde se encontraba su ejército y puso rumbo a su reino. Tal era el control que Roma ejercía sobre oriente y el Mediterráneo... Y Mitrídates no está dispuesto a que nadie le diga cuáles deben ser las fronteras de su reino. Inicia entonces una expansión territorial que le llevará a un conflicto con Roma.  Es un personaje a un mismo tiempo impresionante e impresionable (durante mucho tiempo teme a Roma gracias a unas conversaciones con Mario y Sila), además de pueblerino y feroz. Este fragmento deja entrever estos últimos rasgos:
"Por lo visto el joven rey del Ponto ha estado cortejando a Escauro con una serie de correctísimas cartas en un griego impecable y trufadas de citas de Homero, Hesíodo, Esquilo, Sófocles y Eurípides, y no digamos Menandro y Píndaro. Y Escauro
 ha llegado a la conclusión de que constituye un buen cambio respecto al sátrapa oriental, más predispuesto a leer los clásicos que a introducir una lanza en el orificio trasero de abuela. Cayo Mario, por el contrario, sostiene que ese Mitrídates VI -¡llamado, figúrate, eupator!- hizo que su madre pereciese de hambre, mató a su hermano, que era rey bajo la regencia de la madre, asesinó a varios tíos y a primos y para adornarlo envenenó a su hermana, ¡que a la vez era su esposa! Ya puedes imaginarte que es un individuo de lo más afable, ¡muy en la línea de los clasicos!"
   Hay más personajes (muchos más) y muy interesantes pero a través de estos tres suceden los hechos más importantes. Todos ellos son tratados con el buen hacer de esta escritora que no descuida ni un momento para dejar bien definidos y perfilados a los personajes. El resultado son personajes que llegamos a conocer muy bien. Si esto le añadimos una trama que sigue rigurosamente la historia y que tiene un buen estilo nos encontramos con una brillante obra. Aunque claro está que tiene sus defectos. Particularmente señalaría uno que me ha resultado molesto: su fascinación por Cayo Julio César. En cualquier momento en que aparece se lleva todo el protagonismo y no escatima elogios hacia él. Y, sinceramente, me parece un poco absurdo el tratamiento que hace aquí de él porque es imposible que un joven de 9 o 10 años pueda analizar la situación política con mayor perspicacia y claridad que gigantes como Mario y Sila. Si a eso le añadimos que el personaje de César tiene ciertos rasgos de megalómano resulta ligeramente insoportable... Me va costar encontrar más contras a este libro porque para mi es casi perfecto. Este libro es ideal para, al mismo tiempo, pasar un buen rato leyendo y aprender.